Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Imagen

Una película no religiosa pero ideal para descubrir el sentido de esta Cuaresma: «El astronauta»

Adam Sandler vuelve a la pantalla con su reciente estreno Spaceman, en español «El astronauta», película estrenada oficialmente el 21 de febrero en la 74.ª edición del Festival Internacional de Cine de Berlín y el 1 de marzo en la plataforma Netflix. Narra la historia del comandante Jakub Prochazka, un astronauta checo que busca adelantarse a los surcoreanos en el estudio de la nube cósmica bautizada como Chopra.

Su aparición se remonta a cuatro años antes del viaje del astronauta, cuya duración será de un año completo entre la ida y el regreso. A poco menos de una semana de llegar a su destino, se encuentra con un sorprendente alienígena (Hanúš) que le ayuda a comprender mejor los secretos del universo, de su universo. Es aquí donde podemos ver una de las películas cuaresmales (no religiosas) más significativas de los últimos tiempos.

Sobre la película «El astronauta»

El comandante dice, refiriéndose a las nubes: «Aún no sabemos de dónde son ni de dónde vienen, pero cuando entre en la nube Chopra puede ser que desentrañe algunos misterios del universo». Es precisamente esta frase, una de las primeras de la película, lo que al final se desarrollará a cabalidad.

Y es que el comandante más allá del fenómeno físico cósmico que busca investigar, se dará cuenta de que el mayor viaje que ha hecho es entrar en su interior y descubrir la belleza del amor, la importancia de las personas que están a su alrededor y el valor que tiene el perdón en la historia de su vida.

La trama de «El astronauta» trae consigo una serie de críticas sutiles tanto a las relaciones interpersonales, las comunicaciones digitales que pueden distanciarnos en lugar de acercarnos, la importancia de afrontar juntos las dificultades en el matrimonio, la soledad como terreno fecundo para entender lo profundo de la vida, entre otras cosas.


 A continuación, te comparto 6 valores que me dejó la película «El astronauta» de Netflix. Ojo, te recomiendo ver la película antes de leer el post, ya que hay posibles spoilers en este artículo.

1. La soledad es un «desierto fecundo»

El papa Francisco, en su mensaje de cuaresma de este 2024 dice: «La Cuaresma es el tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser el lugar del primer amor. Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida. Como un esposo nos atrae nuevamente hacia sí y susurra palabras de amor a nuestros corazones».

No podría haber una mejor frase que resuma la película «El astronauta». Es precisamente en este desierto cósmico donde el astronauta viaja —no sólo físicamente— a través de millones de kilómetros en el espacio, sino que emprende una travesía hacia las profundidades de su propio corazón.

El desierto es para el cristiano un tiempo/espacio propicio para la reflexión. Va contra la dinámica del evitar los problemas, contra el método mundano de llenar con ruidos los silencios inquietantes. Ese desierto (cuaresmal) aparentemente estéril debido a la incomunicación y poca agua, se convierte en terreno fértil para la conquista de virtudes.

Un espacio/tiempo que puede incomodarnos, hacernos temer, es el lugar propicio para la transformación interior. Para el comandante Prochazka, la nube Chopra, se convierte en su desierto aparentemente «infértil» y desolado. Es el lugar que Oseas profetiza como el encuentro del esposo (Dios) con la esposa (el pueblo escogido).

«Por eso voy a seducirla; voy a llevarla al desierto y le hablaré al corazón. Allí le daré sus viñas, convertiré el valle de Acor en puerta de esperanza; y ella responderá allí como en los días de su juventud» (Oseas 2:16-17)

2. Los vínculos de amor son esenciales

El comandante Prochazka a medida que va hablando con Hanúš se va dando cuenta de que tiene dos problemas: el primero es con su papá, quien —a pesar de un buen hombre— murió como un traidor a la patria debido a su trabajo como informante para el partido comunista de la época. Esto nos deja ver la primera herida de Prochazka: la relación con su padre.

Tanto así, que el hecho de asumir esta misión significaba levantar con dignidad el nombre de la familia y dejar atrás aquel trágico hecho. Por otra parte, junto a su esposa Lenka ya habían atravesado la difícil situación de perder un bebé debido a un aborto espontáneo y ahora, aunque su mujer le reclamaba atención, él estaba bloqueado frente a esta nueva situación.

Aquí se deja ver la segunda herida: su propia paternidad. Su esposa Lenka necesitaba su presencia, al menos sus palabras que le dieran seguridad, pero el comandante no decía mucho. Esos silencios incómodos poco a poco fueron mermando la relación hasta el punto de que Lenka decide dejarlo por la soledad e incomprensión que su esposo le hace sentir.

La comunicación es esencial en toda relación humana. Dios mismo se hace comunicación: el Verbo se hace carne para traernos la salvación, Dios se hace carne para comunicarnos la vida eterna. Así también, los vínculos de amor se fortalecen en la comunicación, compartiendo los momentos buenos y malos.

Hanúš establece un diálogo terapéutico con Prochazka hasta el punto de ayudarlo a caer en cuenta de sus errores y revivir el deseo de reparar los vínculos de amor en su vida. El amor también es una decisión, se debe alimentar con palabras, gestos y acciones concretas.

«Por encima de todo esto, revístanse del amor, que es el broche de la perfección. Y que la paz de Cristo reine en sus corazones, pues a ella han sido llamados formando un solo cierpo. Y sean agradecidos»
(Colosenses 3:14-15).

3. Rectificar, pedir perdón y perdonar me liberan

Todos hemos escuchado la frase «errar es humano» y «rectificar es de sabios». Es verdad, mientras haya vida habrá tiempo para reparar los vínculos, para pedir perdón y para perdonar. No hay nada más liberador en la vida que el perdón. Todos tenemos heridas que nos hacen sufrir: Lenka está herida por su esposo; el comandante Prochazka por su padre; Hanúš por las larvas shtoma que los gorompeds llevaron al planeta. Todos sufrimos y es precisamente por eso que todos podemos perdonar.

Hanúš hace tocar fondo a Prochazka. Toma su teléfono y llama a su mujer Lenka y le dice: «Ahora entiendo todo… cuando nos conocimos me sentí a salvo por primera vez en la vida. Y ahora no puedo entender de ninguna manera por qué siempre te dejaba atrás, cuando tú eres lo único que me importa. Te esforzaste por conocerme; perdóname por no haber hecho el esfuerzo de conocerte. Estabas ahí, frente a mí, y yo no te vi. He vivido una vida por las razones equivocadas… Perdóname». Es una de las escenas más bonitas de la película.

Hay otro momento clave que nos deja ver el valor del perdón: cuando Prochazka había perdido todo, incluso la nave, y flotaba en la nube Chopra. Allí exclama: «Oh, papá, yo te absuelvo de tus pecados, y también me absuelvo a mí de ellos». Hanúš no hace más que decir: «¡Hermoso!».

Es la belleza del ser humano: esa aparente dicotomía de amor y perdón. Precisamente es en la nube —lugar en el que habita «el Principio y el Final»— donde nos encontramos cara a cara con lo más valioso, con lo esencial, con el amor más sano y bello que puede haber. Seguramente esta escena también fue para ti una de las partes favoritas de la película.

«Levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: «Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo». Pero el padre dijo a sus siervos […] celebremos una fiesta, porque este hijo mío había muerto y ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido hallado» (Lucas 15:20-24).

4. Dejarme ayudar por otros es la clave

Esta es la misión de Hanúš, la araña alienígena que un inicio incomoda al astronauta pero que luego se vuelve su mejor aliado en el espacio. Prochaszka lo necesita para enfrentar la soledad y sus problemas. La apariencia terrorífica de Hanúš (que a más de uno le ha de dar fobia) nos presenta la figura del amigo, ese amigo que quizá no es como quisiéramos pero que se vuelve la ayuda indicada en el momento perfecto.

Debemos atrevernos a ir a lo desconocido: donde perdemos las seguridades, donde no tenemos más el que está a nuestro lado. La relación entre la araña alienígena y el comandante se va haciendo más fuerte con el tiempo (y el espacio). En un momento Hanúš dice:

«Tienes muchos límites, delgado humano; tal vez son la causa de tu soledad». Le dice cosas incómodas que manifiestan su verdad. En otro momento le dirige estas palabras: «Tu soledad me intrigó. Me interesaste. Y he llegado a entender que quizá pueda ayudarte… Quiero ayudarte con tus problemas emocionales. Parece que tu pareja se está alejando. Tal vez mi presencia pueda aminorar tu soledad». Hanúš insiste en ayudarle.

De hecho, si nos fijamos bien, él tiene 6 ojos, es decir, puede ver mejor la realidad que Prochazka. Más adelante le dije algo molesto: «Es imposible conectar con alguien que no quiere ver nada más que a sí mismo, que sólo se quiere conectar cuando le conviene a él. Primero pensé que así eran los de tu especie, que eran egoístas, que no comprendía; pero, a través de Lenka, ahora lo veo: eres tú. Tu soledad es autoprovocada». Esta es otra escena épica. Aquí colapsa el comandante y decide cambiar.

«El amigo fiel es un apoyo seguro, quien lo encuentra, ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio, su valor es incalculable. El amigo fiel es un elixir de vida, los que temen al Señor lo encontrarán. El que teme al Señor orienta bien su amistad, porque, según sea él, así será su amigo» (Eclesiástico 6:14-17).

5. Mantener encendida la esperanza en las dificultades

La esperanza es una virtud teologal base para los cristianos. Nosotros esperamos el regreso de Jesucristo. La esperanza nos mantiene conectados con que la promesa se cumplirá, creemos en ella, nos adherimos a ella. Nos hace capaces de sobrellevar momentos duros, a veces entre calamidades y desgracias, pero nos mantiene firmes. Es lo que llevamos dentro los seres humanos y que no se apaga jamás, ni en la oscuridad, ni en el dolor, ni en la angustia. ¡Cristo es nuestra esperanza!

Hanúš en un momento le dice a Prochazka: «Tienes que volver con un descubrimiento muy diferente, pero solamente te ves a ti. Buena suerte, delgado humano». Y ya al final añade: «Pero quizá este no es tu final, delgado humano… sientes miedo, pero también sientes esperanza por ti y por Lenka. Esa es la sabiduría de tu tribu… Escucha el silencio».

La esperanza, según nuestro amigo alienígena, es la sabiduría de la humanidad. Mantener la confianza puesta en el amor, creer en el amor. Es así como, desprovistos de toda compañía y alejados de la humanidad materializada en la desconocida nube Chopra, podemos encontrar lo esencial del ser humano. El amor aparece aquí como la quinta fuerza o interacción fundamental del universo.

El mensaje que hay detrás de esta película es muy profundo, nos recuerda cuanta riqueza hay en nosotros, con cuánto amor nos hizo Dios.

«Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la Promesa» (Hebreos 10:23).

6. El amor verdadero siempre triunfa

Lenka y el comandante Prochazka finalmente logran encontrase el uno al otro. Por una parte, Prochazka emprende este largo viaje no sólo a la nube cósmica, sino a su propia interioridad y a su propio corazón. De allí sale renovado, sabiendo que su amor por Lenka es genuino y debe hacer todo lo posible por recuperarla.

Lenka, por su parte, vuelve a creer en su esposo, ahora le escucha, puede verlo tal como es; y es que necesitaba que él se conociera a sí mismo primero para que luego ella lo pudiera conocer.

Aquí tengo que citar a San Agustín de Hipona, quien dice: «nadie puede amar una cosa por completo ignorada… Cuanto más se conoce, sin llegar al conocimiento pleno, con tanto mayor empeño anhela el alma saber lo que resta». Así es el amor, para amar a alguien se necesita conocerlo. Para amar a Jesús hay que conocerlo; para amar a una persona, se le debe conocer.

El amor no es un cuento romántico, se alimenta con decisiones, con momentos de humildad, con pedir perdón, con perdonar, con la escucha, con dar «el paso». ¡El amor verdadero siempre triunfa! Para terminar este punto quisiera reproducir el último diálogo de la película que deja entrever este reencuentro entre el amado y su amada:

— Prochazka: «Si hubiera sabido lo que sé ahora jamás me habría ido».     
— Lenka: «Si hubiera sabido lo que sé ahora, ¿te habría besado?». 
— Prochazka: «¿Lo habrías hecho? ¿me besarías otra vez?». 
— Lenka: «Fue el mejor de los besos».

«El amor no acaba nunca. Ahora subsisten la fe, la esperanza y el amor, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es el amor» (1 Corintios 13:8.13).

Creo que ver El Astronauta durante esta Cuaresma no fue casualidad, sino un impulso en la fe. A mí me ayudó a percibir estos 6 valores, pero quizás a ti te ayudó a considerar otros más. Comenta este artículo señalando qué te pareció la película, si le encontraste un sentido cuaresmal como yo o si te dijo otra cosa en tu interior.

Termino añadiendo una frase que —a mi juicio— es la moraleja de la película «El astronauta»: «Vuelve a creer en el amor y en el perdón, ya que siempre hay esperanza».

¿Viste la película «El astronauta»? ¿Qué te pareció? ¡Cuéntanos en los comentarios!

Publicado originalmente en Catholic-Link
Escrito por Edgar Henríquez, LC

Comentarios